sin miedo, simplemente con ganas de vivir.
Acostumbrada a tropezarse, y ya no tengo miedo de ello, cada vez que tropiezo me levanto más fuerte y cada vez más invencible. Llegará el día que tu tropezaras y culpa mía no será. Pero en ese momento sabrás que te equivocaste, pero tu tiempo ya habrá pasado y sin fuerzas te levantarás.
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